Sé que últimamente subo muchos postres con fresas, pero es que me chiflan y ahora que están en temporada tengo que aprovechar. Cuando voy al súper y las veo nada más entrar no puedo evitar comprarlas, me encantan solas, con yogur, con nata, en mermelada .... etc
Ingredientes:
Preparación:
Primero prepararemos el bizcocho (si es el día antes mucho mejor). Yo usé mi receta del bizcocho de limón, pero cambiando la ralladura de limón por media cucharada de esencia de vainilla. Para ver la receta del bizcocho pinchad
aquí.
Preparamos el almíbar poniendo en un cazo al fuego, un vaso de agua, una cucharada de azúcar y una cucharada de ron u otro licor que os guste. Revolvemos y cuando comience a hervir, retiramos del fuego. Dejamos enfriar y reservamos.
Lavamos las fresas, les sacamos el tallo y picamos unas pocas en trocitos pequeños y otras en trozos más grandes que nos servirán para adornar la tarta.
Montamos la nata. Para ello la nata debe estar fría y debe tener más del 30% de materia grasa. Otro truquito para que la nata monte mejor, es meter las varillas y el bol donde la vamos a batir, en la nevera una hora antes. Añadimos el azúcar al gusto, yo le eché 100 gr para los 600ml de nata, pero eso ya a vuestro gusto. Sabremos que la nata está montada, porque las varillas dejaran unos surcos ligeramente amarillos, pero para asegurarnos podemos darle la vuelta al bol y si la nata no cae es que está montada. Por supuesto daremos la vuelta lentamente y si vemos que se mueve, entonces terminamos de montar (no vayáis a tirar la nata, que la liamos).
Preparamos la fuente o plato donde vamos a montar la tarta con trozos de papel de horno, colocados de tal forma que , después podemos tirar de ellos una vez terminada la tarta, y nos quede la fuente limpia.
Para montar la tarta, primero debemos cortar el bizcocho en capas, yo he usado una lira pero podéis hacerlo con un cuchillo de sierra con mucho cuidado de que no se rompa. Pinchamos unos palillos en cada capa (como podéis ver en la imagen 5), para que cuando montemos la tarta la podamos volver a poner las capas en su sitio. Mojamos con el almíbar la capa superior, le damos la vuelta con cuidado y mojamos por el otro lado. Esta capa, será la que usemos primero, siendo la capa de abajo la que va ir encima. Esto lo hacemos por que la capa de abajo es más recta y así nos quedará una superficie más lisa.
Echamos en un bol la mitad de la nata montada y mezclamos con las fresas troceadas en trocitos pequeños. Untamos la primera capa con ellas, extendiéndolas bien. Colocamos la siguiente capa de bizcocho y hacemos los mismo, primero la empapamos de almíbar y después cubrimos con nata y fresas. Ponemos la última capa de bizcocho, impregnamos de almíbar y cubrimos con nata montada. Extendemos bien con una espátula dejándola lo más lisa posible toda la superficie y los bordes.
Adornamos con los trozos de fresas más grandes, que teníamos reservados y si disponemos de una manga pastelera podemos decorar con más nata.
Tiramos con cuidado de los recortes de papel vegetal y nos quedará la tarta perfecta para presentar.
¿QUIERES UN TROCITO?